Después de haber seguido los
acontecimientos de la movilidad bogotana y conocer el estado general en que se
encuentra se pueden hacer algunas conclusiones generales sobre el estado actual
en este tema que pueden servir para saber en que dirección se dirige el
transporte en la ciudad.
La movilidad bogotana es un caos que ha
venido creciendo en la ultima década, mas allá de identificar problemas
concretos como los problemas de corrupción como en el polémico caso de los
nule, la falta de planificación como el caso del deprimido de la 94 o
el mal estado del algunas vías, es necesario comprender que el problema de la
movilidad es estructural y por consiguiente cualquier análisis que no tenga en
cuenta lo anterior es incompleto.
Bogotá ha tenido un crecimiento exponencial, en
el 2000 había cerca de 6.3 millones de habitantes, hoy somos mas de nueve
millones (
crecimiento de 42% en 15 años). Esto nos hace una de las ciudades mas densamente pobladas del continente (18.300
habitantes por km2), con
estas cifras de crecimiento poblacional es evidente que difícilmente se puede
afrontar satisfactoriamente la demanda de transporte y vías que demanda la
ciudad.
¿Por qué tanta gente en Bogotá?. Una buena parte
de este crecimiento se puede explicar por poblaciones desplazadas, personas de
diferentes regiones en busca de oportunidades laborales y otras problemáticas
sociales producto de las condiciones económicas del país que afectan a las
capas medias y bajas. Es decir que los problemas de inequidad y atraso en el
territorio nacional están afectando de manera directa a la movilidad de la
capital, el problema no es entonces exclusivamente técnico.
Otro factor de importancia que incide en los
trancones cotidianos de Bogotá es el aumento del 200% del numero de carros en
Bogotá (en el
2003 circulaban en Bogotá 590.370 vehículos particulares (686.610 en total).
Para el 2013, la cifra ascendió a 1’770.681). Este incremento puede ser, entre
otros, causa de el mal funcionamiento del transporte publico en Bogotá que
incentiva a los ciudadanos a no utilizarlo y preferir vehículos propios.
Todo esto refleja una falla del sistema publico
de transporte cuyo modelo rechazan la mayoría de bogotanos y ha enriquecido a
las 13 familias propietarias de
transmilenio. Sin embargo en el corto
plazo no se ven grandes cambios en la manera de hacer las cosas en este
respecto. Las decisiones de construir mas troncales de transmilenio y algunos métodos de financiación de
proyectos como la construcción de peajes urbanos no parecen una solución real.
De igual forma la construcción del metro ha tenido algunos reveses desde hace
décadas, el rechazo del metro subterráneo y la incertidumbre que existe sobre
el metro elevado por el desconocimiento que existe sobre los nuevos estudios
del metro elevado no mejoran el panorama.
Por esto es posible afirmar que en materia de
movilidad tal vez Bogotá no esta tomando
las mejores decisiones políticas y administrativas que se requieren para
afrontar el desafío de la movilidad.
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