lunes, 14 de octubre de 2013

Bitácora 8


Recuperado de Vanguardia.com
“Mesa amplia estudiantil convoca a paro nacional el 16 y 17 de octubre”. Esta noticia, desalentadora para muchos, esperanzadora para otros, es, sin lugar a duda, el hecho más llamativo de la semana. Aunque aún es apresurado suponer la cantidad de estudiantes que acudirán a este paro, o al menos lo apoyaran, es más importante entender si esta nueva manifestación es justificable o no. El interés de éste análisis, entonces, es reflexionar acerca de los alcances del paro, ello en contraposición a los proyectos que emprenda la secretaria de educación y el gobierno en general, cuya magnitud parece trascendental.

Los alcances del paro nacional agrario fueron en extremo significativos, no solo en términos de su utilidad política y los beneficios que haya podido traer al campesinado Colombiano sino, también, en términos del alcance social; ello llevaría, en un momento determinado, a la violencia que surgió a propósito de esta manifestación. En realidad, el eventual paro estudiantil de la Nacional sería una consecuencia, al menos indirectamente, de las manifestaciones de los campesinos en todo el país. La nación está acudiendo a un momento de caos administrativo, prueba de ello son las múltiples “sublevaciones” que se generan en diversos sectores sociales, tal es el ejemplo del paro estudiantil.

La actualidad de la educación en Bogotá, como se ha evidenciado en los anteriores análisis, es difícil de determinar. En escritos pasados se hallaron contrastes entre el supuesto progreso de la educación y algunos fenómenos (Matoneo, violencia) que podrían ser catalogados como retrocesos del sector educativo. Sin embargo, lo que se ha visto en esta semana resulta alentador para quienes siguen de cerca los avances educativos. Diversos proyectos que elevarían la educación del país a niveles inimaginables aparecen con gran fortaleza; tal es el caso de un proyecto que pretende regalar más de 500 becas para doctorados en el país y los diversos proyectos que buscan mejorar la calidad de los educadores colombianos. La secretaria de educación distrital, según se ha notado en la semana, ha sido participe de un sinnúmero de proyectos que parecen mejorar el nivel educativo del país; incluso se presentó un debate que analizaría la posibilidad de un “salto” a la educación terciaria para el sector educativo en general. Sin embargo, este progreso parece dilurise para algunos sectores como la MANE, para quienes el supuesto “progreso” es una falacia, una mentira o al menos una utopía.

También, siguiendo la línea de los escépticos, se hallaron algunas noticias que ponen de manifiesto la gran cantidad de profesores que tiene el país en relación a la cantidad de estudiantes (1 profesor por cada 22 estudiantes) en el país; no obstante, este “progreso resulta desalentador para algunos. La cantidad de maestros es tan alta que la calidad de los mismos tiende a disminuir considerablemente, por ello la posibilidad de alcanzar un nivel superior en términos de educación resulta bastante alejado para el país. Pienses de nuevo esto junto a los proyectos mencionados anteriormente y, además, junto a la crisis que vive la universidad nacional; resulta incoherente colocar las tres situaciones en el mismo país.
Tres maneras de ver la educación aparecen de plano: Un descontento absoluto, propio de los estudiantes de la Nacional (en esta caso la MANE), por la escases de presupuesto; un descontento parcial, propuesto en algunos medios de comunicación (el Tiempo, el espectador), que aboga por la idea de una mejora en la educación sin desligar el hecho de que esta aun tiene diversos problemas aun no tratados; Una total empatía por los proyectos educativos manifestados por la Mane, junto a ello la firme creencia en el “progreso” del sector educativo.
A manera de conclusión, se podría decir que la educación del país se debate entre un aparente progreso y un radical decaimiento. Lejos de ser una verdad cualquiera de las propuestas aquí mencionadas, lo cierto es que la lógica interna del sector educativo es dinámica, incoherente.

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