martes, 7 de mayo de 2013

Salida de campo I


La jornada extendida fue una de las propuestas de gobierno de la actual administración, contemplada en su plan de gobierno pero que aún no se oficializa en los colegios del distrito. Sin embargo, ecos de esta propuesta han estado resonando en muchos colegios que han hecho públicas sus pretensiones de ampliar la jornada. Si bien esto no es una generalidad en los colegios oficiales, muchos de sus directores han estado expectantes ante esta propuesta sin una voz oficial que corrobore o forje esta iniciativa. Lo que sí ha hecho esta iniciativa ha sido dividir las opiniones en los colegios y polarizar estas disputas que involucran, en primera y más importante instancia a los estudiantes.

Inicialmente, nuestra salida de campo pretendía ir al IED Simón Rodríguez al Oriente de Bogotá y así lo mantuvimos hasta una semana antes de la publicación de los presentes resultados. El día miércoles 10 de abril, después de haber intercambiado algunas llamadas con personal del Colegio se logró una cita con un coordinador que nos guiaría los conductos regulares para poder realizar algunas encuestas en la institución. En la respectiva cita, en donde se tocaron temas que esgrimían distintos asuntos que eran de vital importancia para la institución, empezaron a verse complicaciones en la aplicación de la encuesta. Por un lado, la cantidad de problemas con los que contaba la institución daba pie a que algunos profesores y funcionarios estuvieran en desacuerdo con la realización de la encuesta debido a que esta sólo se enfocaba en un tema particular: la jornada extendida. Lo que decían algunos profesores y coordinadores era que no dejarían “sectorizar” la pretendida encuesta, además que consideraban de vital importancia tratar otros temas como: embarazo adolescente, armas blancas en la institución, vandalismo y matoneo.  Todos estos son temas que desde nuestra coyuntura bien habríamos podido platear y discutir pero nuestro tema en esta ocasión, para aplicar la encuesta era el de la jornada extendida. Por otro lado, la rectora solicitaba 10 días para que la propuesta se pudiera formalizar, luego de la radicación de una carta y de algunas reuniones en las que teníamos que reunirnos con funcionarios, profesores y rectora, para explicarles de qué se trataba. Pensábamos que era una tarea sencilla, ya que se trataba de unas encuestas aparentemente sencillas. Sin embargo, la situación en la institución no lo posibilitó y tuvimos que buscar otra salida casi inmediata, dado que el tiempo lo apremiaba.

De esta manera, buscamos prontamente una salida a este inconveniente y por fortuna se encontró un nuevo colegio en donde la jornada extendida ya había sido planteaba y que, incluso, generaba ya todo un debate en la institución, lo cual nos emocionó a realizar las encuestas en dicho sitio. Se trataba del IED Castilla en el oriente de Bogotá. Luego del pertinente contacto con la institución se nos programó el día miércoles 17 de abril para realizar la visita al colegio y hacer las encuestas. El panorama lucía favorable hasta el momento del contacto directo con la institución y los involucrados en la misma.

En el IED Castilla, la propuesta de la ampliación de la jornada académica de los estudiantes ya había sido planteada por la rectora de turno. La formalización de esta propuesta tanto a padres como a profesores y funcionarios había desatado toda una polémica en donde tanto profesores como directivos se encontraban “enfrentados” por las condiciones en las que se planteaba la propuesta. Resulta que la actual rectora habría propuesto la jornada extendida a sabiendas de una serie de inconvenientes y sin consultarlo también con los profesores, sino por aparentes motivos personales. Los profesores alegaban con justa razón que la planta física no daba para tener a 4,000 estudiantes (2000 de la jornada mañana, 2000 de la jornada tarde) en una sola jornada. Y no sólo esto, la propuesta de la rectora no apuntaba a realizar actividades de carácter académico en las horas de más que se propusieran. Lo que se buscaba era que por medio de funcionarios del IDRD se entretuviera en diversos talleres lúdicos a los estudiantes y ya. Esto desató el malestar entre padres y profesores que se niegan a aceptar dicha propuesta.

Este inconveniente ya de entrada presentaba problemas para la realización de la encuesta, ya que el conocimiento de la rectora de esa propuesta podría desencadenar represalias contra los profesores y funcionarios. Luego de saber que la rectora estaría en contra de la propuesta, hacer las encuestas fue un asunto delicado y difícil. Sin embargo, si bien la mayoría de docentes rehusaron a participar de la encuesta, algunos profesores diligenciaron la encuesta con el mayor interés, a pesar de las temidas represalias que pudiera ejercer la rectora. Esto debido a una sectorización de los docentes debido a dos decretos distintos que rigen su estancia en la institución, y su continuidad en el cargo. A pesar de esta serie de inconvenientes, pudimos realizar algunas encuestas (17) que nos pudieron servir de mucho para hacernos una idea del panorama general que circundaba a esta polémica institucional. 

En la salida de campo realizamos una serie de encuestas a algunos profesores de la institución (17) dadas las limitaciones con las que tuvimos que lidiar en la salida

Conclusiones:


Si bien no podríamos tomar estas encuestas para generalizar los datos ya que la muestra que tomamos de una sola institución son muy pocos. Sin embargo, creemos que la parte más enriquecedora del ejercicio resultó de las conversaciones con los docentes, y las notas que anexaban algunos de ellos a la encuesta.
La salida de campo nos hizo entender que, en el papel, la apuesta de la alcaldía es muy benévola en tanto que plantea ciertos apartados que resultan vitales para la educación, como lo es que se amplíe la jornada académica. Sin embargo, vemos que no existe una suerte de poder centralizado que logre aunar los esfuerzos de cada una de las instituciones. Por el contrario, evidenciamos la fragilidad de esta propuesta en lo biformes que pueden ser las propuestas de cada uno de los colegios, que al no haber una voz unificadora de los organismos de control, plantean soluciones divergentes que no son viables. Y este no es el único problema, el problema vital es que se puede dar una polarización de esta iniciativa, enfrentando a funcionarios, directivos y docentes. El ejemplo de este colegio es sólo uno de los miles de casos que se pueden presentar en muchos colegios de Bogotá. Lo que resulta común es que no existe una propuesta unificada que reúna a todos los colegios con sus respectivas necesidades. Uno de los  argumentos de los profesores era la planta física de los colegios distritales. Y no es que la planta física actual no tenga los suficientes implementos o que algunos estudiantes estén en condiciones de hacinamiento. La cuestión es que unificar la jornada haría que los salones no fueran suficientes para toda la cantidad de alumnos que estarían en una misma jornada. En el caso del colegio Castilla, representaría reunir a más de 4.000 alumnos en las instalaciones que alcanzan para 2.000. A esto se le suma que ya son bastantes los niños que maneja cada profesor por curso (alrededor de 40) y meter más niños en las aulas sería debilitar la calidad educativa. Los profesores no están de acuerdo con esto ya que tampoco una iniciativa de este tipo aumentaría la calidad académica. Por un lado, por las razones que señalamos hace un momento, y por otro, que el resto de horas que no estén en el colegio, permanezcan realizando actividades “lúdicas” sólo haría que muchos de los estudiantes se fueran del colegio cuando se acabaran sus clases normales y sería una suerte de opción asistir a las actividades, que, huelga decir, se realizarían a las afueras de la institución.
Evidentemente, la propuesta de la jornada extendida fue bastante prematura ya que no existen estudios serios que den cuenta de la viabilidad de este proyecto. Por todo esto, considerar esta propuesta es bastante peligroso y contraproducente. Los padres de familia no están del todo enterados sobre esta propuesta pero sólo les interesa que sus hijos pasen más tiempo en la institución sin saber qué están haciendo. Por otro lado, los profesores no están dispuestos a permanecer mucho más tiempo en la institución por el mismo salario. Y si existiera alguna suerte de aumento, no se sabe qué tan dispuesto está el distrito a aflojar el bolsillo para dar un aumento significativo con el que los docentes estén de acuerdo. Que se formalice esta propuesta actualmente es totalmente inviable, y sólo desencadenaría una serie de conflictos que pueden desembocar en el paro de profesores y estudiantes ante dicha propuesta.  Por lo pronto, el distrito debería aclarar las dudas que se están tejiendo al respecto de esta propuesta y calmar los ánimos en instituciones como el IED Castilla, que aunque sólo represente una muestra del conflicto, nos mostró una enorme cantidad de matices para los cuales se necesitaría mucho tiempo y espacio para poder esgrimir en su totalidad.

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